domingo, 6 de octubre de 2013

Entrevista al Dr Lustig por Alec Baldwin (vegetariano y prediabetico)


Me Gusta estar Bien
jue, 05 sep 2013 09:30 CDT
 
 Voy a transcribir algunos párrafos de la entrevista que Alec Baldwin realizó al Dr. Lustig en su programa de radio. Me ha parecido muy interesante sabiendo que Alec ha sido recientemente diagnosticado de pre-diabetes.
Alec Baldwin
© megustaestarbien.com
Uno de cada tres adultos estadounidenses es obeso. Los niños de hoy son la primera generación estadounidenses en tener una expectativa de vida menor que sus padres, en gran parte debido a la obesidad. La obesidad está relacionada con la diabetes, enfermedades del corazón e incluso cáncer y podría decirse que se ha convertido en el tema de salud pública más acuciante de nuestro tiempo. El año pasado, este tema se convirtió en personal cuando mi médico me dijo que era pre-diabético. Así que cuando leí sobre el Dr. Robert Lustig y su popular cruzada anti-azúcar, presté atención y decidí dejar de tomar azúcar.
¿Por qué le llamo la conspiración de Coca-Cola? Que hay en la Coca-Cola? La cafeína que es un estimulante suave y también un diurético. Te hace orinar más. ¿Qué más hay en Coca-Cola? Azúcar. ¿Y qué más? Sal, 55 miligramos de sodio por lata, que es como tomar una pizza. Entonces, ¿qué sucede si usted toma esa cantidad de sodio y a la vez pierde agua? Que tienes sed, el motivo de que haya tanto azúcar en la coca cola es para ocultar la sal.


Alec Baldwin: El Dr Lustig es endocrino especializado en pediatría en la Universidad de California. A principios de los años 80 se interesó en la dieta y la obesidad, mientras trabajaba en el hospital tratando a los niños que se recuperaban de cirugías de tumores cerebrales.

Robert Lustig: Yo tenía varios niños enormemente obesos. Y el tema es que no eran obesos antes del tumor, sino que comenzaron a ganar peso, entre 13 y 18 kilos, el año siguiente al tumor.

AB: Por año?

RL: Por año, sin parar.

AB: Estos niños sufrían de obesidad hipotalámica, una forma especialmente atroz de obesidad que no responde a dieta o ejercicio.

RL: En 1994 cuando se descubrió la hormona leptina quedó claro que estos niños no recibían la señal de la leptina ya que esa zona del cerebro estaba muerta. La leptina nos dice cuando debemos parar de comer y cuando podemos empezar a quemar energía.

AB: Es, literalmente, la señal del apetito.

RL: Así es. Y estos chicos tenían hambre constantemente y lo peor es que eran inactivos. Perdieron el interés por todo. Se sentaban en el sofá, comían Doritos y dormían. Así era su vida. Los padres decían: mi hijo ha sobrevivido al tumor sólo para sucumbir a una complicación del tratamiento. Eran niños disfuncionales.

AB: ¿Por qué se convierten en adictos a ver la televisión tirados en el sofá? ¿Cuál es la relación?

RL: Cuando tu cerebro recibe la señal de la leptina, quieres quemar energía, hacer ejercicio y ser activo físicamente, deseas concentrarte y hacer cosas.

AB: Por lo tanto, ¿La presencia de leptina indica al cuerpo que toca hacer ejercicio?

RL: La leptina le dice a tu cuerpo que tienes suficiente energía para hacer ejercicio. Cuando no se recibe la señal de la leptina el cerebro piensa que está muriendo de hambre.

Mi trabajo era encontrar una manera de cuidar de estos niños. Así que mi investigación sobre obesidad se inició en 1995. Si esa zona del cerebro estaba muerta y no se puede transplantar el hipotálamo. ¿Qué puedo hacer? El cerebro pedía que el páncreas produjera más insulina. La insulina almacena la energía, estos chicos tienen niveles de insulina altísimos. Pensamos en darles un medicamento que bloquease la liberación de insulina lo probamos y comenzaron a bajar de peso y lo más importante es que empezaron a hacer ejercicio. Los padres llamaban para decirme que habían recuperado a sus hijos.

AB: Algunas personas también vinculan esa falta de actividad a noticias políticas y económicas, recortes en actividades de la escuela, tecnología. Los niños están mucho más interesados en los juegos virtuales y no salen a jugar.

RL: No hay duda que eso es real. La pregunta es: son causa o efecto. Hay un montón de correlaciones. La cuestión es que bloqueando la liberación de insulina, los niños cambiaron su comportamiento. Y esa es la clave para la epidemia de obesidad.

Entonces también pensé que los adultos obesos tenían el mismo problema, pero sin tumor cerebral. Hice un estudio completo con 44 adultos obesos y les di la misma droga que tuvo el mismo resultado. 8 de los 44 perdieron mucho peso, medio kilo por semana durante 24 semanas sin hacer nada. Y lo más sorprendente fue que la ingesta de grasas no había cambiado, y su ingesta de proteínas no cambió. Su ingesta de hidratos de carbono se redujo, pasaron de 900 calorías al día a 350 calorías al día en hidratos de carbono. Dejaron de picar entre comidas, menos galletas, pringles..

Cuando tanto los niños como los adultos tuvieron la insulina en niveles más bajos comenzaron a hacer ejercicio y a ser más activos. Así que tuve claro lo que estaba pasando. Sus cerebros no llegaban a recibir la señal de leptina y comían sin parar, su cerebro estaba muerto de hambre. Eso es la obesidad, los obesos tampoco reciben la señal de la leptina.

AB: Pero, ¿por qué los obesos si no tienen tumores cerebrales?

RL: Ahí es donde entra el azúcar, hemos aprendido que cuanto mayor es la insulina mayor es el hambre.

AB: ¿Así que el azúcar es un estimulante del apetito, un acelerador?.

RL: Por supuesto. David Ludwig mi homólogo de Boston, estudio a niños a los que dio un refresco antes de comer en un restaurante de comida rápida. Los que habían tomado el refresco comieron más. Un nivel alto de insulina provoca hambre y hay una hormona en el estómago que emite señales de hambre llamada grelina. Cuando la grelina está alta tienes hambre, y comiendo azúcar no se baja.

AB: Cuando dejé el azúcar fue increíble. Era como empujar un trineo por una pista para llegar al final de la pendiente, los kilos desaparecían de mi cintura sin esfuerzo. He reducido los carbohidratos y la pasta porque era una mega dosis de azúcar, en realidad estaba comiendo un montón de pasta.

RL: Y es muy fácil, mucha gente piensa que la cocina italiana es la dieta mediterránea. Pero no hay pasta en la dieta mediterránea. La locura de la pasta empezó con los italianos emigrantes que no podían permitirse el lujo de comer carne y verduras aquí, y de hecho lo exportaron de vuelta a Italia, al igual que el chop suey a China. En realidad pasta y chop suey son inventos norteamericanos. La cocina italiana no es la dieta mediterránea, nunca fue y nunca lo será.

AB: Cuando le decía a la gente que no tomaba pan me felicitaban, lo mismo cuando decía que ya no tomaba pasta, pero no pasaba lo mismo cuando les decía que no tomaba azúcar.

RL: "Te toman por loco".

AB: Exactamente. ¿Cómo se ha convertido el azúcar en la sustancia más consumida? 60 kilos por persona al año ¿Fue siempre así?

RL: No, no. Esto es muy nuevo. Fue algo que cambió por dinero, marketing e industria alimentaria. Primero fueron los caramelos, refrescos y la industria azucarera en los Estados Unidos, que se remonta a principios de 1900. Pero todavía era un poco caro, en 1959 perdimos nuestra dosis de azúcar porque Castro se hizo cargo de Cuba y fue cuando comenzó la industria azucarera de Florida. Y de seguido llegó el jarabe de maíz alto en fructosa.

AB: El jarabe de maíz de alta fructosa llega y, de repente, está en todo. ¿Por qué? ¿Porque es más dulce?

RL: Bueno, en realidad tardó un tiempo. Y sí es dulce, pero lo más importante es que es más barato.

AB: ¿Pero esto es también lo que está sucediendo en los últimos años? No soy alguien que conozca la historia en profundidad, pero parece que el objetivo, es hacer todo más dulce.

RL: Así es. En una realidad evolutiva, es parte de nuestro ADN. No hay alimento en el mundo que sea a la vez dulce y venenoso, el sabor dulce era una señal de que el alimento era seguro para comer. Incluso el acai de Jamaica, tiene una sustancia, llamada hipoglicina que causa vómitos y puede matarte, pero solo en la fruta verde, una vez madura ya no tiene toxina y es seguro comerla. Estamos programados para comer dulce, lo que ha sucedido es que la industria alimentaria ha secuestrado nuestras papilas gustativas para sus propios intereses.

Los probióticos están relacionados con un menor riesgo de alergias, psoriasis, colitis, enfermedad periodontal y mucho más

Dr.Mercola mercola.com lun, 02 sep 2013 02:11 CDT

La mayoría de las personas, incluyendo a muchos médicos, no se dan cuenta que el 80 por ciento de su sistema inmunológico se encuentra en el tracto digestivo, lo que quiere decir que un intestino sano es un importante punto de enfoque si desea tener una salud óptima.

La raíz de muchos problemas de salud se relaciona con un desequilibrio de las bacterias intestinales, y esta base de una buena salud se presenta incluso cuando están en el útero.

Sin un tracto gastrointestinal (GI) en buen funcionamiento, un bebé recién nacido será más vulnerable a los patógenos, alérgenos, y una serie de enfermedades relacionadas con la inmunidad, por lo tanto, mantener el buen funcionamiento intestinal de sus hijos es muy importante. Sería prudente que las mujeres que están embarazadas o planean embarazarse abordarán su salud intestinal lo más pronto posible con el fin de darle a sus hijos el mejor comienzo posible.

Dicho esto, nunca es demasiado tarde para mejorar el estado del intestino de su hijo y la mayoría de las personas probablemente se beneficiará de ello.

Las bacterias presentes en su tracto GI desempeñan un papel crucial en el desarrollo y funcionamiento del sistema inmune de la mucosa y su tracto digestivo. También ayudan en la conversión de anticuerpos en patógenos.

Las bacterias amigables, incluso entrenar su sistema inmunológico para distinguir entre patógenos y antígenos no dañinos y para responder apropiadamente. Esta importante función evita que el sistema inmune reaccione exageradamente a antígenos no dañinos, lo cual es el origen de las alergias.

Sin embargo, los probióticos desempeñan una amplia variedad de funciones, son muy importantes sin importar cuales sean sus dolencias. Y dado que agregar probióticos a su alimentación es tan fácil, a través de los alimentos fermentados y/o suplementos, es un paso que le invito tomar.

Cómo reducir el riesgo de alergias en su hijo

Los bebés obtienen su primera "inoculación" de flora intestinal del canal de parto de la madre durante el parto. Si la flora es anormal, la flora del bebé también será anormal, cualquier organismo presente en la vagina de la madre, cubre todo el cuerpo del bebe y recubre el tracto intestinal del bebé.

Según un análisis reciente de ensayos clínicos previos,1 las mujeres que toman probióticos durante el embarazo, es decir bacteria saludable reducen el riesgo de que sus hijos desarrollen alergias. La flora no-saludable también puede predisponer a los niños al Síndrome del Intestino y Psicología (GAPS), que es el resultado potencial de las alergias.

Otros problemas de salud asociados con GAPS incluyen autismo, problemas de aprendizaje, y muchos otros problemas psicológicos, neurológicos, digestivos e inmunológicos. Como se informó en el artículo presentado de Reuters:2
"Dado que las alergias y el asma surgen de la respuesta inmune de hipersensibilidad, varios estudios han establecido evaluar el efecto de los suplementos probióticos en esas condiciones...

[El] equipo analizó los resultados de 25 ensayos de suplementos administrados durante el embarazo o durante el primer año de vida del niño. Todos los estudios que compararon a las madres y los bebé, asignaron aleatoriamente tomar los probióticos a las personas que se les administro un suplemento con placebo.

Se les suministro una dosis diaria de probióticos, y en algunos casos más de una vez al día, durante unos meses hasta un año. Los ensayos monitorearon si en verdad los resultados de los niños eran positivos sobre las alergias comunes- como alergias los cacahuates o al polen...

Los bebés que fueron expuestos a los probióticos en el útero y recibieron suplementos después de nacer tuvieron un riesgo del 12 por ciento menor de alergias en los siguientes meses y años que los niños de los grupos de comparación. Pero el riesgo de alergia no se redujo cuando los bebés empezaron a tomar probióticos después de haber nacido".
Cómo las alergias están relacionadas con la mala salud intestinal

Una condición conocida como "intestino permeable" se produce cuando se desarrollan hoyos entre las células (enterocitos) que componen la membrana que recubre la pared intestinal. Estos pequeños hoyos permiten que sustancias como alimentos no digeridos, bacterias y desechos metabólicos, que deben ser almacenados en su tracto digestivo, escapen hacia el torrente sanguíneo - de ahí se deriva el término síndrome de intestino permeable.

El síndrome de intestino permeable puede ser un factor que contribuye a las alergias, lo cual ayuda a explicar por qué los niños con flora intestinal saludable, tienen un menor riesgo de desarrollar alergias. Más significativo aún, los microbios patógenos en el tracto digestivo del bebé pueden dañar la integridad de su pared intestinal. Esto puede permitir que todo tipo de toxinas y microbios inunden su torrente sanguíneo, que posteriormente puede entrar en su cerebro y perturbar su desarrollo.

La lactancia materna ayuda a proteger a su bebé de esta intestinal anormal, por eso es que la lactancia materna es tan crucial para la salud de su hijo. No hay fórmulas infantiles que puedan hacer esto.

El intestino permeable también está asociado con enfermedades intestinales inflamatorias como la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa, así como la enfermedad celíaca. Esta condición es causada una vez que la integridad del revestimiento intestinal se ve comprometida, y un flujo de sustancias tóxicas se "escapa" a su torrente sanguíneo, su cuerpo experimenta un aumento significativo en la inflamación.

"La curación y sellado" de su intestino ha demostrado ayudar a aliviar los síntomas de alergia. La clave está en modificar su alimentación para eliminar los alimentos dañinos, tales como granos y alimentos procesados, e introducir alimentos saludables que apoyen un adecuado equilibrio de las bacterias en su intestino. Para restaurar la salud intestinal y prevenir que se desarrolle el intestino permeable, comer alimentos tradicionalmente fermentados es esencial.

Los alimentos fermentados pueden ayudar a que su bebé evite graves problemas de salud

Proporcionar suficientes probióticos en forma de alimentos fermentados es una de las maneras más eficaces para restablecer la flora intestinal benéfica de un bebé. A menudo, ni siquiera se necesita un suplemento probiótico comercial.

El yogur crudo y orgánico de vacas alimentadas con pastura es bien tolerado por la mayoría de los bebés y los niños. Lo mejor es hacer su propio yogur en casa con leche orgánica cruda y empezar con una cantidad muy pequeña. Una vez que el yogur sea bien tolerado, comience a introducir kéfir. Si usted tiene algún problema con los productos lácteos, puede sustituir el cultivo de yogur o kefir con vegetales fermentados. Evite el yogur comercial de las tiendas, ya que está cargado de azúcares que alimentan las bacterias patógenas, esto es exactamente lo contrario de lo que usted está buscando.


Comentario: Nuestra experiencia e investigaciones muestran que los productos lácteos no son saludables bajo ningún término. Los lactantes que no puedan beneficiarse de leche materna, tienen menos alergias con los productos lácteos de cabra. Para más información vea:

Para obtener más información sobre sobre como introducir alimentos fermentados a su recién nacido, recomiendo obtener una copia del libro de la Dra. Natasha Campbell-McBride, Gut and Psychology Syndrome,3 que tiene una gran sección de recetas para la fermentación de sus propios alimentos en casa y utilizarlos en beneficio de todos los miembros de su familia. Si usted tiene un hijo con una enfermedad grave, entonces, podría necesitar un probiótico de alta calidad.

Se han realizado más estudios sobre los probióticos en adultos a diferencia de estudios en niños y menos aún estudios en infantes (niños recién nacidos). Desafortunadamente, muy poca investigación se ha dedicado al estudio de probióticos para los recién nacidos, especialmente en recién nacidos con peso extremadamente bajo al nacer (ELBW por sus siglas en ingles), pero los estudios científicos hasta la fecha son muy prometedores.

Un estudio en particular publicado en BMC Medicine4 en el 2011 hecho por el Departamento de Pediatría Neonatal en el Hospital Nepean junto con otros varios hospitales australianos, nos acerca a importantes directrices basadas en evidencia sobre el uso de probióticos en recién nacidos prematuros.

Dicho esto, los probióticos han demostrado proporcionar una serie de beneficios para los lactantes y los niños. Por ejemplo, los suplementos diarios de alimentos probióticos pueden reducir el riesgo de eccema en un 58 por ciento en un niño, de acuerdo con un estudio. Otro estudio encontró que una dosis diaria de Lactobacillus reuteri puede ayudar a mejorar los cólicos.

Los probióticos han probado ser benéficos para los trastornos inflamatorios no intestinales

Otros estudios recientes confirman la importancia de la salud intestinal para los problemas de salud como la psoriasis y el síndrome de fatiga crónica. Uno de estos estudios, publicado en la revista Gut Microbes es interesante ya que es el primer estudio que muestra cómo una sola cepa probiótica puede influir en el sistema inmune sistémico. Según lo informado por Medical News Today:5
"El sistema inmune de la mucosa protege las superficies mucosas internas del cuerpo, tales como el tracto gastrointestinal, urogenital y respiratorio. Estas superficies internas actúan como una barrera para el mundo exterior de los tejidos internos del cuerpo, que luego son además protegidos por el sistema inmune sistémico. Existe alguna evidencia convincente de que los probióticos, o bacterias intestinales amigables, influyen en el desarrollo y el mantenimiento no sólo del balance microbiano en el interior del intestino y el sistema inmune de la mucosa, sino también en la respuesta inmune sistémica".
El probiótico utilizado en el estudio se llama Bifidobacterium infantis 35624. Se incluyeron tres ensayos aleatorios separados, a doble ciego, controlados con placebo en el estudio, que evaluó los efectos de los probióticos en un problema gastrointestinal inflamatorio y dos no gastrointestinales. Veintidós de los pacientes incluidos en el estudio fueron diagnosticados con colitis ulcerosa, 26 fueron diagnosticados con psoriasis, una enfermedad inflamatoria de la piel, y 48 pacientes tuvieron síndrome de fatiga crónica.

Los niveles de marcadores de inflamación en 35 voluntarios sanos, fueron utilizados como punto de referencia. Los tres biomarcadores evaluados fueron la proteína C-reactiva (CRP) y las citoquinas pro-inflamatorias, factor de necrosis tumoral alfa (TNF-a), y la interleucina-6 (IL-6). Al comienzo de los ensayos, todos los pacientes, ya sea con trastornos relacionados con la inflamación gastrointestinal o no, tuvieron niveles significativamente más elevados de los tres biomarcadores. Durante el período de prueba, que duró entre seis y ocho semanas, cada paciente recibió tanto probiótico como placebo. Al final de cada una de las tres pruebas diferentes, los investigadores encontraron que:
  • Los tres grupos de pacientes que recibieron Bifidobacterium infantis 35624 tuvieron niveles significativamente más bajos de CRP en comparación con los que recibieron un placebo
  • Los pacientes con psoriasis y colitis ulcerosa tuvieron un menor TNF-a
  • Las personas con colitis ulcerosa y síndrome de fatiga crónica tuvieron reducciones en IL-6
Según los investigadores, estas reducciones en los biomarcadores inflamatorios normalmente cuentan como remisión, y son indicativos de una reducción en el riesgo de recaída. Un estudio similar publicado en 20096 encontró que Bifidobacterium infantis fue la única cepa probiótica de las 13 estudiadas capaz de mejorar los síntomas del síndrome del intestino irritable (SII).

Los probióticos ayudan a mejorar la enfermedad periodontal y más

En noticias relacionadas, otro estudio7 a doble ciego, controlado con placebo encontró que el probiótico Lactobacillus reuteri Prodentis mejoró la eficacia del tratamiento estándar para la periodontitis crónica (raspado y alisado radicular) en un 53 por ciento. De acuerdo con el artículo presentado:8
"Para el final del estudio que duró 12 semanas, 53 por ciento menos sitios (superficies de los dientes) en pacientes con profundos hoyos dentales y que tomaron Lactobacillus reuteri Prodentis se vieron en la necesidad de la cirugía, en comparación con el grupo de placebo ... Después del período de intervención también se concluyó que el 67 por ciento de los pacientes en el grupo placebo cayó en la categoría de alto riesgo de progresión de la enfermedad, mientras que la cifra correspondiente para los pacientes que tomaron Lactobacillus reuteri Prodentis fue sólo del 27 por ciento ".
También se ha encontrado que los probióticos influyen en la actividad de cientos de genes, ayudándolos a expresarse de una manera positiva para combatir las enfermedades. Los investigadores han documentado efectos probióticos beneficiosos en una amplia variedad de trastornos, incluyendo:9, 10


Los vegetales fermentados son una buena fuente de probióticos

La llegada de los alimentos procesados ​​alteró drásticamente la alimentación humana, y ahora estamos cosechando los resultados en forma de un rápido aumento de problemas de salud crónicos. Creo que el no consumir alimentos fermentados tradicionalmente tiene mucho que ver con esto.

El proceso de cultivo produce los microbios benéficos que ahora sabemos son muy importantes para la salud, y cuando se consumen todos los días, ayudan a mantener un equilibrio saludable de microbios intestinales. Los alimentos fermentados son también algunos de los mejores quelantes y agentes de desintoxicación, lo que significa que pueden ayudar a su cuerpo a deshacerse de una gran variedad de toxinas, incluyendo metales pesados. La mejor manera de asegurar una flora intestinal óptima es consumir regularmente alimentos fermentados tradicionalmente. Algunas opciones saludables incluyen:


Al elegir alimentos fermentados, manténgase alejado de las versiones pasteurizadas, ya que la pasteurización destruye muchos de los probióticos que ocurren naturalmente. Esto incluye la mayoría de los yogures "probióticos" disponibles en todos los supermercados de hoy en día, debido a que están pasteurizados, se asocian con todos los problemas de los productos derivados de leche pasteurizada. También suelen contener azúcares añadidos, jarabe de maíz alto en fructosa, colorantes o endulzantes artificiales, los cuales solo empeorarán su salud.


Comentario: Aparte de los datos concernientes a los daños derivados de los productos lácteos, la soja tiene un récord de ser un alimento a base de anti-nutrientes, motivo por el cual tiene que ser fermentado para ser consumible. Para más información vea:

Cuando los introduce por primera vez, tendrá que empezar poco a poco, añadiendo tan sólo la mitad de una cucharadita de vegetales fermentados en cada comida, y aumentar gradualmente hasta poder tomar un cuarto de media taza (2 a 4 onzas) de vegetales fermentados u otros alimentos con cultivos con uno o tres alimentos al día. Puesto que los alimentos cultivados son desintoxicantes eficientes, puede experimentar síntomas de desintoxicación, o una "crisis de curación", si se introduce mucho a la vez. Si usted no consume regularmente alimentos fermentados tradicionalmente como los mencionados anteriormente, un suplemento probiótico de alta calidad puede proporcionar beneficios similares.

Descubra como hacer sus propios vegetales fermentados

Es muy fácil hacer vegetales fermentados en casa. También es la forma más económica de obtener grandes cantidades de probióticos saludables en su alimentación. Para saber cómo hacerlo, revise esta entrevista con Caroline Barringer, un practicante de la Terapia Nutricional (NTP) y una experta en la preparación de los alimentos prescritos en el programa de nutrición Síndrome del Intestino y Psicología de la Dra. Natasha (GAPS por sus siglas en inglés) Programa.

Aunque puede utilizar las bacterias nativas de la col o "repollo"y otros vegetales, normalmente es más fácil obtener resultados consistentes con un cultivo iniciador. Caroline prepara a la semana grandes cantidades de vegetales fermentados y ha obtenido grandes resultados utilizando tres a cuatro cápsulas de probióticos de alta calidad para empezar el proceso de fermentación.

Recuerde: su intestino, cerebro y defensa inmune principal están conectados...

Sería prudente recordar que la gran mayoría de su sistema inmunológico se encuentra en su sistema digestivo, lo que hace que un intestino saludable sea un importante punto de enfoque si desea mantener una salud óptima. Por otra parte, como lo hemos mencionado en otros artículos recientes, el intestino es casi su segundo cerebro, ya que se origina en el mismo tipo de tejido. Su intestino y cerebro en realidad trabajan en conjunto, y se influyen recíprocamente. Por esta razón es que su salud intestinal puede tener una profunda influencia en su salud mental, y viceversa.

Esto también ayuda a explicar la relación entre los trastornos neurológicos (incluyendo ADHD y el autismo) y disfunción gastrointestinal. Por ejemplo, la intolerancia al gluten es a menudo una característica del autismo, y muchos niños autistas se beneficiaran con una estricta dieta libre de gluten. Sin embargo, aún más importante, desarrollar una flora intestinal normal durante los primeros 20 días de vida, juega un papel crucial en la maduración adecuada del sistema inmune de su bebé.

Los bebés que desarrollan una flora intestinal anormal crecen con sistemas inmunes comprometidos, y además aumentan el riesgo de alergias y otros trastornos mencionados anteriormente en su hijo, puede incluso ser un factor crucial referente a daños inducidos por la vacuna. Según lo explicado por la Dra. Campbell-McBride, las vacunas fueron originalmente desarrolladas para niños con sistemas inmunológicos sanos; los niños con flora intestinal anormal y con inmunidad comprometida no son candidatos adecuados para nuestro programa actual de vacunación, ya que son más propensos a sufrir daños. Para obtener más información sobre esto, por favor consulte este artículo anterior.

Para resumirlo todo esto, independientemente de su edad, tres cambios muy positivos ocurren cuando se equilibra su relación de bacterias intestinales benéficas y malas:
  • Problemas digestivos disminuyen o desaparecen
  • Su cuerpo comienza a utilizar toda la buena comida y los suplementos nutricionales que lo alimentan
  • Su sistema inmune se libera del estrés y está mejor equipado para luchar contra cualquier enfermedad, lo que contribuye a una vida más larga y saludable
Referencias

Exitotoxina: el uso de éstas sustancias como aditivos alimentarios y sus perjuicios sobre la salud humana


Lic. Adela Álvarez - Humberto Nadal
Eco Salud
mar, 24 sep 2013 15:15 CDT
 
 Últimamente, desde diferentes medios, nos está llegando con mayor asiduidad información relacionada con el impacto que provocan ciertas sustancias químicas en la salud y en el ambiente, especialmente agrotóxicos, presentes también en los alimentos.
Es una voz de alerta que sirve para que la gente pueda hacer, cuando es posible, una mínima protección, o saber al menos cual es la causa de su enfermedad y el profesional de la salud pueda orientar un tratamiento, aunque si sumamos el cóctel químico en que vivimos, vemos que están apareciendo enfermedades de etiología desconocida, ignorándose hasta el momento tratamientos para revertirlas.

Es sumamente importante conocer los factores de riesgo que conspiran contra nuestra salud y la sustentabilidad del ambiente. En esta oportunidad el acento está puesto en otras sustancias peligrosas, aparentemente inocentes, que nos llegan a través de los alimentos embasados, elaborados o semielaborados que consumimos diariamente. El problema radica también que seguimos creyendo que todo lo que nos venden está rigurosamente controlado y no nos hará daño. Y como siempre el ser humano termina cautivo, una vez más, de los intereses económicos que se mueven tras la industria alimentaria en este caso.

Cuando uno va a una farmacia los remedios explicitan en un prospecto las sustancias químicas que contienen, y seguramente tienen algún grado de toxicidad para nuestro organismo. Pero al comprar nuestros alimentos, desde ese jugo que se bebe inocentemente porque "no tiene azúcar", o la sopa instantánea, pasando por una serie de alimentos, sus ingredientes figuran (o deberían figurar) en el producto -en letra chiquita muchas veces-, pero el problema es que la gente no entiende esos nombres tan raros que ponen. Nos encontramos con palabras como maltodextrina, ácido glutámico, glutamato, proteína hidrolizada, aspartame, aromatizantes, conservantes sólidos lácteos, emulgentes, aromas, grasas o aceites hidrogenados, estabilizantes, antiaglomerantes, sacarosa, glucosa, fructosa, etc. o a veces solo letras y números, pero desconocemos que detrás de algunos de estos nombres, en nuestra comida diaria se encuentran sustancias tóxicas, incluso neurotóxicas (matan las células del cerebro).

Si la gente supiera realmente qué son estos ingredientes, se daría cuenta de que algunos son la causa, o que contribuyen enormemente, a enfermedades como cáncer, obesidad, enfermedades neurodegenerativas, cardiovasculares, artritis reumatoide, fibromialgia o fatiga crónica, etc.

Para comenzar mencionaremos un edulcorante artificial que la gente cándidamente consume: el Nutra-Sweet, el 40% del compuesto está formado por las excitotoxinas llamadas "aspartamo" y se puede encontrar en más de 5.000 alimentos incluyendo bebidas, chicles, dulcificantes y alimentos para diabéticos, cereales de desayuno, dulces, vitaminas y drogas. Estas sustancias son llamadas excitotoxinas", es decir, excitan las neuronas de nuestro cerebro hasta matarlas. Como tienen forma de aminoácidos, pueden traspasar la barrera que protege nuestro cerebro y dentro de él, destruir las neuronas.

Por más información se recomienda ver: "Aspartamo E-951 Dulce Veneno".


Pero no se queda atrás por su toxicidad el monoglutamato de sodio (MSG), una sustancia que se genera cuando las proteínas son rotas de forma artificial por hidrolización u otro proceso. Descubierta por los japoneses, esta sustancia fue y es producida en grandes cantidades como aromatizante artificial. Es un potenciador del sabor de uso muy común en restaurantes e industrias alimentarias. Es adictivo, muy barato y por tanto muy utilizado en muchos alimentos. El uso del glutamato monosódico, que se consigna en las etiquetas como: E 621, se remonta a casi medio siglo de historia, pero en los últimos 30 años, polémicas periódicas han puesto en entredicho su inocuidad. Ya desde los años 60-70, su toxicidad , alergia o intolerancia se conoce con el nombre de "síndrome del restaurante Chino". En los años 60 se popularizó un sazonador de marca Ajinomoto, que se usaba como sal en todos los alimentos.

Fue retirado del mercado al descubrir que era altamente cancerígeno. Era glutamato monosódico puro. Entonces, los industriales lo empezaron usar combinado con otros aditivos para sazonar los alimentos industrializados. A menudo se fabrica MSG y se mezcla con otras sustancias para disfrazarlo. Se encuentra en Proteína de soja, Leche ultrapasteurizada, Leche en polvo, Salsa de soja industrializada, caldos de sopas preparados, caldos de pollo en cubitos, salsas, frituras, cubos de jitomate, sopas instantáneas, etc.

Como es un tema que da para mucho recomendamos ver su relación con la hiperactividad y autismo, teoría que promueve John Erb: http://www.nutriciondepurativa.com.ar/problemas_alimentarios/glutamato.htm

En estos casos sirve socializar esta información, porque es el primer paso hacia la protección y prevención, aunque en realidad tendrían que estar ilegalizados todos los aditivos neurotóxicos.

Recomendamos especialmente ver "Excitotoxinas, el sabor que mata", excelente material audiovisual, en el que el Dr. Russell Blaylock, que escribió un libro sobre el tema, expone sobre las excitotoxinas, el uso de éstas como aditivos alimentarios y sus perjuicios sobre la salud humana


Ahora bien, ya contamos con información que generalmente no circula por los medios habituales ¿Qué se hace? Hay ciertas normas y leyes, pero si tienen que actualizarlas, demoran demasiado tiempo. Las políticas de control a veces no son rigurosas... y nuestra vida es finita...

En el tema de la alimentación urge un cambio del paradigma mercantilista a otro que considere realmente preservar la salud y la sustentabilidad de los ecosistemas. El que controla los alimentos, el agua, controla el mundo.

En conclusión, cada uno tiene un cerebro para utilizar; es necesario asumir la responsabilidad de indagar, profundizar, descubrir el engaño y el fraude detrás de cada fachada de "producto dietético o saludable" y en consecuencia preocuparse por lo que consume la familia, especialmente los niños, mujeres embarazadas, ancianos que son los más vulnerables.

Nuestro sentido común nos sugiere consumir solo alimentos seguros, o sea cultivados sin agrotóxicos, maduros, de la estación y locales preferentemente. Si es posible, tener nuestra pequeña huerta, procesarlos para guardar uno mismo, o sea, si se quiere preparar una sopa, hacerlo como se hacía antes, - o se sigue haciendo en ciertos lugares- con vegetales frescos.

Quizás deberíamos comenzar a retomar algunas costumbres antiguas, donde los alimentos se conservaban con métodos e ingredientes totalmente naturales como el humo, la sal, el vinagre o las propias especias para condimentar, entre las cuales cabe destacar el tomillo y otras plantas antimicrobianas. Lo que es importante en este caso es que tomemos las riendas de nuestra salud. El cambio está en nuestras manos. Es el típico caso en que podemos pasar de ser meros espectadores, a convertirnos en factores de cambio en beneficio de nuestra salud personal y familiar.

Sabiduría dietética antigua para los niños del futuro


Sally Fallon
The Weston A. Price Foundation
sab, 01 ene 2000 15:51 CST


 
Artículo traducido por Julie Burns

Hace más de 60 años, un dentista norteamericano llamado Weston A. Price decidió iniciar una serie de investigaciones que llegarían a ocupar su atención y sus energías durante los próximos diez años. Un hombre con una mente inquisitiva y una naturaleza espiritual, a Price le preocupó lo que encontró al mirar en las bocas de sus pacientes. Al examinar a sus pacientes adultos, casi siempre encontró una proliferación de caries, con frecuencia acompañada de problemas serios en el cuerpo como artritis, osteoporosis, diabetes, malestares intestinales y fatiga crónica. (En esos días conocida como neurastenia). Sin embargo, fue la dentición de sus pacientes más jóvenes lo que más le preocupó. Observó que los dientes amontonados y torcidos se estaban volviendo más y más comunes, junto con lo que Price llamó "deformidades faciales" - sobremordidas, caras angostas, subdesarrollo de la nariz, falta de desarrollo de los pómulos, y fosas nasales ceñidas. Estos niños invariablemente padecían de una o más de las quejas que suenan demasiado familiares a las madres de los años noventa: infecciones frecuentes, alergias, asma, anemia, visión deficiente, falta de coordinación, fatiga y problemas de comportamiento. Price tendía a creer que la intención de Dios era la perfección física de todo ser humano, y que los niños deberían crecer libres de enfermedades.

La perplejidad de Price dio a luz a una idea única: viajaría a varios lugares aislados del mundo donde los habitantes no tenían contacto con la "civilización" para estudiar su salud y desarrollo físico. Sus investigaciones lo llevaron a aldeas suizas aisladas y a una isla azotada por el viento frente a la costa de Escocia. Estudió esquimales tradicionales, tribus indígenas en Canadá y en las regiones pantanosas de Florida, isleños del Sur Pacífico, aborígenes en Australia, maoris en Nueva Zelanda, indígenas peruanos y amazónicos y tribus en África. Estas investigaciones se llevaron a cabo en una época cuando aún existían grupos humanos no afectadas por las invenciones modernas; pero fue una de ellas, la cámara, lo que le permitió a Price crear un archivo permanente de las personas que estudió. Las fotografías que tomó, las descripciones de lo que encontró y sus sorprendentes conclusiones han sido preservadas en un libro que muchos investigadores nutricionales que siguieron sus huellas consideran como obra maestra: La Nutrición y la Degeneración Física ("Nutrition and Physical Degeneration"). Sin embargo, este compendio de sabiduría ancestral es casi desconocido por la comunidad médica actual y por los padres modernos.

La Nutrición y la Degeneración Física es el tipo de libro que cambia la manera en que la gente percibe el mundo. Nadie puede observar las fotografías hermosas de gente supuestamente primitiva - caras anchas, bien formadas y nobles - sin darse cuenta de que hay un problema serio con el desarrollo de los niños modernos. Price encontró tribus o aldeas en cada área aislada que visitó donde virtualmente cada individuo mostraba una perfección física genuina. En estos grupos, las caries dentales eran raras y el amontonamiento y las oclusiones dentales - el tipo de problemas que mantienen a los ortodoncistas norteamericanos en yates y casas de vacación - no existían. Price tomó fotografía tras fotografía de hermosas sonrisas, y notó que los nativos eran siempre alegres y optimistas. Tal gente se caracterizaba por un "desarrollo físico espléndido" y una ausencia casi total de enfermedad, aun en esos ambientes físicos que eran extremadamente severos.

El hecho de que las personas "primitivas" con frecuencia demostraban un alto grado de perfección física y dientes hermosos y rectos no era desconocido para otros investigadores de esa época. La explicación aceptada era que estas personas eran "racialmente puras" y que los cambios desafortunados en la estructura facial se debían a la "mezcla de razas". Para Price esta teoría era inaceptable. Los grupos que estudió con frecuencia vivían cerca de grupos racialmente parecidos que habían tenido contacto con comerciantes o misionarios y que habían abandonado su dieta tradicional por comidas disponibles en las nuevamente establecidas tiendas - azúcar, granos refinados, comidas enlatadas, leche pasteurizada y grasas y aceites debilitados - lo que Price llamaba "los alimentos desplazantes del comercio moderno." En estas personas, encontró caries dentales difundidas, enfermedades infecciosas y condiciones degenerativas. Los niños nacidos a padres quienes habían adoptado la tal llamada dieta civilizada tenían dientes amontonadas o torcidos, caras angostas, deformidades de la estructura ósea e inmunidad reducida a la enfermedad. Price llegó a la conclusión de que la raza no tenía nada que ver con estos cambios. El notó que la degeneración física ocurría en los hijos de padres nativos que habían adoptado la dieta del hombre blanco; mientras que los niños de razas mixtas cuyos padres habían consumido comidas tradicionales nacieron con caras hermosas y dientes rectos.

Las dietas de los "primitivos" saludables que Price estudió eran todas diferentes: en la aldea suiza donde Price comenzó sus investigaciones, los habitantes vivían de productos lácteos ricos - leche, mantequilla, crema y huevos no pasteurizados - pan de centeno denso, ocasionalmente carne, sopas de caldo de hueso y las pocas verduras que podían cultivar durante los cortos meses del verano. Los niños nunca se cepillaban los dientes - de hecho sus dientes estaban cubiertos con baba verde - pero Price encontró que sólo 1% de los dientes tenía caries. Los niños andaban descalzos en riachuelos frígidos durante un clima que forzó al Dr. Price y a su esposa a vestir abrigos de lana pesados; sin embargo las enfermedades de la niñez eran virtualmente inexistentes y nunca hubo un solo caso de tuberculosis en la aldea. Los pescadores robustos que vivían cerca de la costa de Escocia no consumían ningún producto lácteo. El pescado formaba la fuente principal de su dieta, junto con avena cocida y pasteles de avena. Las cabezas de pescado rellenas de avena y hígado picado de pescado era un plato tradicional, y uno que se consideraba muy importante para los niños. La dieta esquimal, que consistía principalmente de pescado, huevos de pescado y animales marinos, incluyendo aceite y grasa de focas, permitió que las madres esquimales produjeran niño tras niño robusto sin padecer de problemas de salud o caries dentales. Los musculares cazadores-segadores en Canadá, los pantanos de Florida, el Amazonas, Australia y África consumían animales de caza, especialmente las partes que las personas civilizadas tienden a evitar - carnes de órganos, glándulas, sangre, médula ósea y particularmente las glándulas suprarrenales - y una variedad de granos, tubérculos, vegetales y frutas disponibles. Los isleños del Sur Pacífico y los maori de Nueva Zelanda comían todo tipo de comida de mar - pescado, tiburón, pulpos, mariscos, gusanos del mar - junto con carne y grasa de cerdo y una variedad de comidas de plantas incluyendo coco, yuca y fruta. Toda vez que podían, estas personas aisladas obtenían comidas del mar - aún las tribus indígenas que vivían en lo más alto de los Andes. Estos grupos valorizaban mucho los huevos de pescado disponibles en forma seca en las aldeas andinas más remotas. Otra comida común, excepto en la región ártica, eran los insectos. Los alimentos que permiten que personas de todas las razas y todos los climas permanezcan saludables son las comidas enteras naturales - carne con su grasa, órganos, productos lácteos enteros, pescado, insectos, granos enteros, tubérculos, verduras y frutas - y no la mayoría de las invenciones novedosas hechas con azúcar blanca, harina refinada y aceites vegetales rancios y químicamente alterados.


Las fotografías del Dr. Price demuestran la diferencia en la estructura facial entre aquellos que consumen sus dietas nativas y aquellos cuyos padres han adoptado las dietas “civilizadas” de comidas procesadas y desvitalizadas. La niña seminola “primitiva” (izquierda) y el niño samoano (tercero de la izquierda) tienen caras anchas y hermosas con bastante lugar para sus arcos dentales. La niña seminal “modernizada” (segunda de la izquierda) y el niño samoano (derecha), nacidos a padres quienes habían abandonado sus dietas tradicionales, tienen caras angostas, dientes amontonados y una inmunidad reducida a la enfermedad.
Price se llevó muestras de las comidas nativas a Cleveland y las estudió en su laboratorio. Encontró que estas dietas contenían por lo menos cuatro veces más minerales y vitaminas solubles en agua - vitamina C y el complejo B - que la dieta americana de ese entonces. No cabe duda que Price encontraría una discrepancia aún mayor en los años 1990 debido al agotamiento continuo de nuestras tierras causado por las prácticas agrícolas industriales. Aún más, las poblaciones tradicionales preparaban los granos y tubérculos de tal manera que aumentaban el contenido vitamínico y volvían más disponibles los minerales: remojo, fermentación, germinación y fermentación agria.

Fue cuando Price analizó las vitaminas liposolubles que realmente quedó sorprendido. ¡Las dietas de los grupos nativos saludables contenían por lo menos 10 veces más vitamina A y vitamina D que la dieta norteamericana de su época! Estas vitaminas sólo se encuentran en las grasas animales - mantequilla, manteca, yemas de huevo, aceites de pescado y alimentos con membranas ricas en grasa como el hígado y otras carnes de órgano, huevos de pescado y mariscos.

Price se refería a las vitaminas liposolubles como "catalizadores" o "activadores" de las cuales dependía la asimilación de todos los demás nutrientes - proteína, minerales y vitaminas. En otras palabras, sin los factores dietéticos que se encuentran en las grasas animales, todos los demás nutrientes mayormente se echan a perder.

Price también descubrió otra vitamina soluble en grasa aun más poderosa para la absorbencia de nutrientes que las vitaminas A y D. Price la nombró el "Activador X". Todos los grupos saludables que Price estudió tenían el Factor X en sus dietas. Se encontraba en ciertas comidas especiales que estas personas consideraban sagradas - aceita de hígado de bacalao, huevos de pescado, carnes de órganos y mantequilla de primavera y otoño color amarillo profundo de vacas que comían pasto verde de crecimiento rápido. Cuando se derretían las nieves y las vacas subían a los pastos ricos arriba de su aldea, los aldeanos suizos colocaban un tazón de esta mantequilla en el altar de la iglesia y prendían una mecha con ella. Los masai le prendían fuego a los campos amarillos para que el nuevo pasto pudiera crecer para sus vacas. Los cazadores-segadores siempre se comían los órganos de los animales que mataban, con frecuencia crudos. Muchas tribus del África consideraban el hígado como sagrado. Los esquimales y muchas tribus indígenas valorizaban mucho los huevos de pescado.

El valor terapéutico de alimentos ricos en el Factor X fue reconocido durante los años antes de la segunda guerra mundial. Price halló que la acción de la "alta vitamina" de la mantequilla de la primavera y del otoño fue como magia, especialmente en combinación con una dieta que también incluía pequeñas dosis de aceite de hígado de bacalao. El usó la combinación de mantequilla alta en vitamina y aceite de hígado de bacalao con sumo éxito para tratar osteoporosis, deterioro dental, artritis, raquitismo y retraso de crecimiento en los niños.

Otros investigadores tuvieron mucho éxito en usar tales alimentos para el tratamiento de enfermedades respiratorias como tuberculosis, asma, alergias y enfisema. Uno de estos fue Frances Pottenger cuyo sanatorio en Monrovia, California servía cantidades generosas de hígado, crema, mantequilla y huevos a pacientes convalecientes. También daba suplementos de corteza suprarrenal para tratar el agotamiento.

El Dr. Price consistentemente halló que los "primitivos" saludables, cuyas dietas contenían nutrientes adecuados de proteína y grasa animal, tenían una actitud alegre y positiva ante la vida. Así mismo notó que los reclusos en cárceles y manicomios tenían deformidades faciales que indicaban deficiencias nutricionales prenatales.

Al igual que Price, Pottenger también era investigador. Decidió llevar a cabo la suprarrenalectomía en gatos y después darles de comer la corteza suprarrenal que preparaba para sus pacientes para determinar su efectividad. Desafortunadamente, la mayoría de los gatos murieron durante la cirugía. Concibió un experimento en que un grupo de gatos recibió sólo leche cruda y carne cruda, mientras que otros grupos recibieron leche pasteurizada o carne cocida. Encontró que sólo los gatos con la dieta totalmente cruda sobrevivieron la suprarrenalectomía y a medida que progresaba su investigación, notó que sólo el grupo de dieta cruda siguió con buena salud generación tras generación - tenían estructura ósea excelente, libres de parásitos y alimañas, embarazos fáciles y carácter agradable. Todos los grupos con dieta parcialmente cocida desarrollaron "deformidades faciales" exactamente iguales a las que Price observó en grupos humanos que consumían los "alimentos desplazantes del comercio moderno": caras angostas, mandíbulas amontonadas, huesos frágiles y ligamentos debilitados. Sufrían de parásitos, desarrollaron una multitud de enfermedades y sufrieron de embarazos difíciles. Las gatas hembras se volvieron agresivas mientras que los gatos se volvieron más dóciles. Después de sólo tres generaciones, los animales jóvenes murieron antes de llegar a ser adultos y la reproducción cesó.

Los resultados de los experimentos de Pottenger con gatos son frecuentemente malinterpretados. No significan que los seres humanos sólo deben comer alimentos crudos - los humanos no son gatos. En todos los grupos saludables que Price estudió, parte de la dieta era cocinada. (Los productos lácteos, sin embargo, casi siempre se consumían crudos). Los hallazgos de Pottenger deben entenderse en el contexto de las investigaciones de Price y pueden interpretarse de la siguiente manera: Cuando la dieta humana produce "malformaciones faciales" como el estrechamiento progresivo de la cara y el amontonamiento de los dientes, ocurrirá la extinción si la dieta se sigue por varias generaciones. Son profundas las implicaciones para la civilización occidental obsesionada con comidas convenientes refinadas, altamente endulzadas y alimentos bajos en grasa.

Las investigaciones de Weston Price no son tanto malinterpretadas como ignoradas. En un país donde el establecimiento ortodoxo de la salud condena la grasa saturada y el colesterol de fuentes animales, y donde las expendedoras automáticas forman parte del mobiliario de nuestras escuelas, ¿quién quiere saber de un dentista peripatético quien advirtió sobre los peligros del azúcar y de la harina blanca, quién pensaba que los niños deberían tomar aceite de hígado de bacalao y quién creía que la mantequilla era la comida saludable número uno?

Lo irónico es que mientras Price se vuelve más y más olvidado, más y más investigaciones aparecen en la literatura científica que prueban que tenía razón. Ahora sabemos que la vitamina A es esencial para la prevención de anomalías congénitas, para el crecimiento y el desarrollo, para la salud del sistema inmunológico y el funcionamiento apropiado de todas las glándulas. Los científicos han descubierto que los lactantes y los niños no son capaces de convertir los precursores de la Vitamina A: los carotenos que se encuentran en los alimentos vegetales, a la verdadera vitamina A y deben obtener de la grasa animal un suministro vital de tal nutriente. Sin embargo, ahora los expertos nutricionistas ortodoxos urgen las dietas bajas en grasa para los niños. Los diabéticos y las personas con condiciones de tiroides tampoco pueden convertir los carotenos a la forma liposoluble de la vitamina A y sin embargo se les dice que eviten las grasas animales.

La literatura científica nos informa que la vitamina D es necesaria no sólo para huesos saludables, crecimiento y desarrollo óptimos, sino también para evitar cáncer del colon, esclerosis múltiple y problemas reproductivos.

El aceite de bacalao de hígado es una fuente excelente de vitamina D. El aceite de bacalao de hígado también contiene grasas especiales llamadas EPA y DHA. El cuerpo usa EPA para crear sustancias que ayudan a prevenir coágulos sanguíneos y que regulan una multitud de procesos bioquímicos. Investigaciones recientes demuestran que la DHA es esencial para el desarrollo del cerebro y del sistema nervioso. Una cantidad adecuada de DHA en la dieta de la madre es necesaria para el desarrollo adecuado de la retina del feto. La DHA en la leche materna ayuda en la prevención de trastornos del aprendizaje. El aceite de bacalao de hígado y alimentos como el hígado y la yema de huevo proveen este nutriente esencial para el feto en proceso de desarrollo, y para lactantes y niños en etapa de crecimiento.

La mantequilla contiene tanto vitamina A como vitamina D, además de otras sustancias beneficiosas. El ácido linoléico conjugado en la grasa de la leche ofrece una protección poderosa contra el cáncer. Ciertos lípidos llamados glucoesfingolípidos ayudan en la digestión. La mantequilla es rica en oligoelementos, y naturalmente, la mantequilla de la primavera y del otoño contiene el Factor X.

Los lípidos saturados de las fuentes animales - descritos como el enemigo - forman una parte importante de la membrana celular; protegen al sistema inmunológico y aumentan la utilización de ácidos grasos esenciales, los cuales son necesarios para el desarrollo adecuado del cerebro y del sistema nervioso. Ciertos tipos de lípidos saturados proveen energía rápida y protegen contra microorganismos patógenos en el tracto intestinal y otros tipos proveen energía al corazón.

El colesterol es esencial para le desarrollo del cerebro y del sistema nervioso del lactante, tanto así que la leche materna no sólo es extremamente rica en esta sustancia, sino que también contiene enzimas especiales que ayudan en la absorción de colesterol del tracto intestinal. El colesterol es la sustancia de reparación del cuerpo: cuando la debilidad o la irritación daña las arterias, el colesterol llega a repararlas y a prevenir aneurismas. El colesterol es un antioxidante poderoso que protege al cuerpo contra el cáncer; es el precursor a las sales biliares necesarias para la digestión de grasas; y es la base de la cual se forman las hormonas suprarrenales, las que nos ayudan a lidiar con el estrés y las que regulan la función sexual.

La literatura científica es igualmente clara acerca de los peligros de los aceites vegetales polinsaturados, el tipo que supuestamente son beneficiosos. Ya que los polinsaturados son muy propensos a la ranciedad, aumentan la necesidad del cuerpo de vitamina E y otros antioxidantes. (El aceite de canola, en particular, puede crear una deficiencia severa de vitamina E.) El consumo excesivo de aceites vegetales es especialmente dañino para los órganos reproductivos y los pulmones - ambos focos de aumentos enormes de cáncer en los Estados Unidos.

En animales de investigación, las dietas altas en polinsaturados de aceites vegetales inhiben la capacidad de aprendizaje, especialmente bajos condiciones de estrés; son tóxicos para el hígado; comprometen la integridad del sistema inmunológico; deprimen el crecimiento mental y físico de lactantes; aumentan los niveles de ácido úrico en la sangre; causan anormalidades de los ácidos grasos en los tejidos adiposos; han sido vinculados al deterioro mental y a daños cromosómicos y aceleran el envejecimiento. El consumo excesivo de polinsaturados está asociado con aumentos en las tasas de cáncer, enfermedad del corazón y aumento de peso; el uso excesivo de aceites vegetales comerciales interfiere con la producción de prostaglandinas, hormonas localizadas en los tejidos, lo cual conlleva a una gran variedad de quejas tales como enfermedad autoinmunitaria, esterilidad y síndrome premenstrual. Los aceites vegetales son más tóxicos al calentarse. Un estudio reportó que los polinsaturados se convierten en barniz en los intestinos. Un estudio por un cirujano plástico encontró que las mujeres que consumían principalmente aceites vegetales tenían muchas más arrugas que las que consumían grasas animales tradicionales.

Cuando los aceites polinsaturados se endurecen para hacer la margarina y la manteca mediante un proceso llamado hidrogenación, estos productos nos afectan doblemente con el aumento de cáncer, problemas reproductivos, incapacidades de aprendizaje y problemas de crecimiento en los niños.

Las investigaciones vitales de Weston Price han quedado mayormente olvidadas porque la importancia de sus hallazgos, si fuesen reconocidas por el público en general, derribarían la mayor industria de los Estados Unidos: el procesamiento de alimentos y sus tres pilares de apoyo: endulzantes refinados, harina blanca y aceites vegetales. Los representantes de estas industrias han trabajado entre bastidores para construir el tremendo cimiento de la "hipótesis de lípidos": la teoría insostenible que las grasas saturadas y el colesterol causan la enfermedad cardíaca y el cáncer. Sólo hay que ver las estadísticas para saber que esto no es cierto. Al comienzo del siglo, el consumo de mantequilla era de 18 libras por persona al año y el uso de aceites vegetales era casi inexistente, sin embargo, la enfermedad cardiaca y el cáncer eran raros. Hoy en día el consumo de mantequilla sólo está a cuatro libras por persona al año mientras que el consumo de aceite vegetal se ha elevado y el cáncer y la enfermedad cardíaca son endémicos.


El Dr. Weston Price descubrió que las tribus saludables alimentaban a los padres con comidas especiales antes de la concepción y durante el embarazo y a los niños durante sus años de crecimiento. Sus análisis demostraron que estas comidas eran excepcionalmente ricas en los nutrientes liposolubles que sólo se encuentran en las grasas animales tales como la mantequilla y los aceites marinos. Nuestras prácticas médicas occidentales son una vergüenza en comparación con la tradición “primitiva” universal de alimentar a las mujeres embarazadas y a los niños en etapa de crecimiento.
Lo que la investigación realmente demuestra es que tanto los carbohidratos refinados como los aceites vegetales causan desequilibrios en la sangre y a nivel celular que conllevan a una elevación en la tendencia de aumentar la formación de coágulos sanguíneos, lo cual a su vez lleva al infarto de miocardio. Este tipo de enfermedad cardíaca era virtualmente desconocida en los Estados Unidos en 1900. Hoy en día ha alcanzado niveles epidémicos. No puede culparse de esto a las grasas saturadas o al colesterol por la formación de la ateroesclerosis, o sea la acumulación de placas sólidas en las paredes de las arterias.

Muy poco del material en esta placa consiste de colesterol, y un estudio en 1994 en la revista Lancet demostró que casi tres cuartos de la grasa en las obstrucciones arteriales es grasa no saturada. Las grasas que "obstruyen las arterias" no son las grasas animales sino los aceites vegetales.

La premisa de que las comidas tradicionales de nuestros antepasados: mantequilla, crema, huevos, hígado, carne y huevos de pescado que Price reconoció como necesarios para producir un "desarrollo físico espléndido" nos hacen mal, es parte integrante de la hipótesis de lípidos. Un número de estratagemas a servido para arraigar esta noción en la conciencia de la gente, entre las cuales destaca el Programa Nacional de Educación sobre el Colesterol (NCEP, según sus siglas en inglés), por medio del cual sus impuestos pagaron por un paquete de "información" acerca del colesterol y la enfermedad cardíaca a enviarse a cada médico en los Estados Unidos. Ya que la Asociación Americana Farmacéutica sirvió en el Comité de coordinación de este programo masivo, no es sorprendente que el paquete instruyera a los médicos en las maneras de examinar las concentraciones séricas de colesterol, y cuáles medicamentos recetar a los pacientes cuyas concentraciones de colesterol los ponían en la categoría "a riesgo": definida arbitrariamente como cualquiera encima de 200 mg/dl, la gran mayoría de la población adulta. Los médicos recibieron instrucciones sobre la "dieta prudente", baja en grasa saturada y colesterol, para los norteamericanos "a riesgo", a pesar de que los estudios indicaron que tales dietas no ofrecían ninguna protección significante contra la enfermedad cardíaca. Lo que si lograron, sin embargo, fue aumentar el riesgo de muerte debido a cáncer, enfermedades intestinales, accidentes, suicidio y embolia cerebral. Una recomendación específica incluida en el paquete de información de NCEP fue el reemplazo de la mantequilla con la margarina.

En 1990, dos generaciones después de que Weston Price concibiera la idea de estudiar grupos de personas no-industrializadas aisladas como manera de aprender cómo conferir la buena salud a nuestros niños, el Programa Nacional de Educación sobre el Colesterol recomendó la "dieta prudente" para todo norteamericano mayor de dos años de edad. Supuestamente, la ventaja de tal dieta es un riesgo reducido de enfermedad cardíaca a edad más avanzada - aunque ni un solo estudio ha demostrado que tal hipótesis es defendible. Lo que la literatura científica si nos dice es que las dietas bajas en grasa para los niños, o las dietas en las que los aceites vegetales han sustituido las grasas animales, resultan en retraso del desarrollo - incapacidad para crecer fuertes y sanos -- así como también incapacidades de aprendizaje, susceptibilidad a la infección y problemas de comportamiento. Las adolescentes que siguen esta dieta corren el riesgo de problemas reproductivos. Si logran concebir, tiene alta posibilidad de dar a luz a bebés de bajo peso al nacer, o con defectos congénitos.


Estas dos hermosas señoritas nacieron de madres cuya nutrición no había sido óptima durante sus años de crecimiento. Sin embargo, lograron cambiar totalmente la tendencia hacia la degeneración física al consumir una dieta rica durante sus embarazos y alimentar a sus hijas comidas enteras y nutritivas incluyendo proteína animal, productos lácteos enteros, mantequilla, granos enteros, frutas y verduras frescas y aceite de hígado de bacalao. Esta dieta permitió que estas jóvenes alcanzaran su potencial genético óptimo. Ambas madres padecían de dientes amontonados, mientras que las dos jóvenes tienen dientes naturalmente derechos. sin necesidad de ortodoncia.
En comparación con esta tontería, la sabiduría del tal llamado primitivo en cuanto a asegurar la salud de sus hijos ha inspirado la admiración de Weston Price y todos aquellos quienes han leído su libro. Una y otra vez encontró que los grupos tribales, especialmente aquellos en África y el sur pacífico, alimentaban con comidas especiales a sus jóvenes de ambos sexos antes de la concepción, a las mujeres durante el embarazo y durante la lactancia y a los niños durante sus años de crecimiento. Cuando él examinó estos alimentos: hígado, mariscos, carnes de órgano y mantequilla color amarillo brillante, encontró que eran extremamente ricos en "activadores liposolubles": las vitaminas A, D y el Factor X. Las mujeres lactantes se alimentaban con preparaciones especiales de granos remojados con alto contenido mineral, especialmente mijo y quínoa.

Price también descubrió que muchas tribus practicaban espaciar sus hijos para permitirles a las madres tiempo para recuperar sus reservas nutritivas y para asegurar que los niños subsiguientes fueran tan saludables como el primero. Esto lo lograron mediante un sistema de esposas múltiples, o en el caso de culturas monógamas, la abstinencia deliberada. Tres años se consideraba como el tiempo mínimo necesario entre niños a la misma madre; menos tiempo deshonraba a los padres y traía el oprobio de la aldea.

La educación de los jóvenes en estas tribus incluía la instrucción en la sabiduría dietética como forma de asegurar la salud de generaciones futuras y la continuación de la tribu ante el reto constante de encontrar comida y defender el grupo contra vecinos en son de guerra.

Los padres modernos, que viven en tiempos de paz y abundancia, enfrentan un reto muy diferente, el del discernimiento y la astucia. Necesitan discernir entre hipérbole y verdad al escoger alimentos para sí mismos y sus familias y ser astutos al proteger a sus hijos contra los productos desplazantes del comercio moderno que previenen la expresión óptima de su herencia genética: comidas hechas de azúcar, harina blanca, aceites vegetales y productos que imitan las comidas nutritivas de nuestros antepasados como margarina, sustitutos de huevos, extendedores de carne, caldos sintéticos, sustituto de crema, queso procesado, carnes de producción industrial, plantas de producción industrial, polvos de proteína y paquetes de productos que nunca se echan a perder.

Para un futuro de niños saludables - o cualquier futuro - debemos darle la espalda a los consejos dietéticos de la ortodoxia sofisticada médica y volver a la sabiduría nutricional de nuestros presuntamente primitivos antepasados, seleccionando comidas enteras tradicionales cultivadas orgánicamente, criadas humanamente, procesadas en grado mínimo y sobre todo con sus componentes lípidos vitales intactos.

Cuando los hijos están espaciados correctamente, y se presta atención a la dieta de ambos padres antes de la concepción y a los niños durante su etapa de crecimiento y desarrollo, todos los niños en la familia pueden gozar del tipo de buena salud que les permite disfrutar de una niñez tranquila; y con la energía y la inteligencia que necesitan para aprovechar sus años adultos de la mejor manera posible.

Actualización del 2007: Se cree ahora que el Activator X es vitamina K2 soluble en grasa; lea el artículo de Chris Masterjohn para ver como este misterio de 60 años se resolvió (en inglés).

Copyright:©1999 Sally Fallon. Todos los derechos reservados. Versión original en inglés fue publicada por vez primera en the Journal of Family Life, (518) 432-1578.

Comentario: Este artículo fue escrito a finales de los años noventa y sin embargo sigue siendo una lectura fundamental y ejemplo clásico de cómo una buena salud y calidad de vida comienza con una buena alimentación. Hoy en día la humanidad goza de la peor salud de toda su historia cortesía de las industrias alimentaria, farmaceútica y médica. Es hora de cambiar esto antes de que terminemos como los gatos de Pottenger.

Para más información acerca de este tema vea:

Alimentación moderna vs. alimentación sana, fuentes de toxicidad, el rol de las reacciones inflamatorias y las sensibilidades alimentarias en las enfermedades crónicas, modernas o idiopáticas

La dieta paleolítica revisada

Asimismo les aconsejamos de leer estos artículos acerca de los productos lácteos: En nuestra experiencia, el único producto lácteo que resulta saludable es la mantequilla.

No son las grasas, es el azúcar quien está causando la epidemia de obesidad


Jacques Peretti
The Guardian
dom, 09 jun 2013 17:00 CDT
 
 
Traducción de aprendiendoaser y el equipo de SOTT

¿Por qué nuestra comida nos está haciendo gordos?
Somos, como promedio, tres veces más gordos de lo que éramos en los años 60. Y no es porque estemos comiendo más y ejercitando menos - es que sin darnos cuenta, nos hemos hecho adictos al azúcar.


Retrato de Daniel Lambert (1770 - 1809)
Subiendo una escalera desvencijada en el Museo de las Casas Newarke en Leicester, Inglaterra, cuelga un retrato del primer hombre obeso de Gran Bretaña, pintado en 1806. Daniel Lambert pesaba 335 kilos y fue considerado una rareza médica.

Demasiado pesado para trabajar, a Lambert se le ocurrió una idea genial: cobrar a la gente un chelín por verlo. Lambert hizo una fortuna, y su retrato lo muestra, al final de su vida, rico y respetado -un hijo célebre de Leicester.

Doscientos años después, estoy en una ambulancia bariátrica (un término alternativo para la obesidad, creado por el mundo de la medicina porque es menos vergonzoso para los pacientes) que investiga por qué el Reino Unido se encuentra en medio de una crisis de obesidad.

El equipo recoge una docena de Daniel Lamberts cada semana. Trescientos treinta y cinco kilos no es nada especial ahora, está en el extremo inferior del espectro de peso, sólo los pacientes de 500 kilos son dignos de mención cuando termina un turno. La ambulancia, especialmente diseñada, lleva una serie de artilugios bariátricos, como una "espátula" para ayudar a las personas que se han caído de la cama o, como en una ocasión reciente, a un hombre obeso atascado entre los dos muros de su pasillo. Además de la ambulancia, hay un convoy de vehículos de apoyo, incluyendo un cabrestante para levantar a los pacientes en una camilla reforzada. En casos extremos, el coste de sacar a un paciente para llevarlo al hospital puede ser de hasta 118.000 euros, como en el caso reciente de la adolescente de 300 kilos, Georgia Davis.


Intenta levantarse, pero se le ha quedado la silla incrustada.
Pero no es en estas personas donde se encuentra el centro de la crisis de la obesidad. En promedio, en el Reino Unido, estamos todos - cada hombre, mujer y niño - 19 kilos más gordos de lo que estábamos a mediados de los años 60. No nos hemos dado cuenta de que esto ocurría, pero este cambio glacial ha sido trazado por asientos del coche más grandes, vestuarios de baño más grandes, pantalones XL que bajan a L (L que baja a M). Una nación elástica con un sentido cada vez mayor de normalidad.

¿Por qué estamos tan gordos? Nos hemos vuelto codiciosos como raza. No somos, en contra de lo que se suele pensar, menos activos. Un estudio de 12 años, que se inició en el 2000 en el hospital Plymouth, midió la actividad física de los niños y encontró que es la misma que hace 50 años. Pero algo ha cambiado, y ese algo es muy simple. Es el alimento que comemos. Más específicamente, la gran cantidad de azúcar en los alimentos, azúcar de la que a menudo no somos conscientes.

La historia comienza en 1971, Richard Nixon se enfrentaba a la reelección en EE UU. La guerra de Vietnam estaba amenazando su popularidad en el país, pero el gran problema con los votantes era la subida de precios de los alimentos. Si Nixon quería sobrevivir, necesitaba bajar el precio de los alimentos, y para ello necesitaba aliarse con un lobby muy poderoso -los agricultores. Nixon nombró a Earl Butz, un académico del corazón agrícola de Indiana, para lograr este compromiso. Butz, experto en agricultura, tenía un plan radical que transformaría los alimentos que comemos, y al hacerlo, modificó también la forma de la raza humana.
Butz empujó a los agricultores a una nueva escala de producción industrial y convirtió la agricultura en un mono cultivo: el maíz. El ganado de Estados Unidos empezó a ser engordado con maíz, por los enormes incrementos en la producción. Las hamburguesas se hicieron más grandes. Las frituras se empezaron a hacer con aceite de maíz, y se hizo más grasa, pero de mala calidad. El maíz se convirtió en el motor para el aumento masivo de cantidades de alimentos más baratos que se suministraban a los supermercados estadounidenses: a todo, desde cereales, galletas y harina, se le encontró nuevos usos para el maíz. Como resultado de las reformas de libre mercado de Butz, los agricultores estadounidenses, de la noche a la mañana, se transformaron de pequeños propietarios parroquiales a empresarios multimillonarios dentro del mercado global. Un granjero de Indiana cuenta que Estados Unidos podría haber ganado la guerra fría con sólo dejar morir de hambre a los rusos con el maíz. Pero en lugar de esto, eligieron hacer dinero.

A mediados de los años 70, se produjo un excedente de maíz. Butz viajó a Japón para estudiar una innovación científica que cambiaría todo: el desarrollo del jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF) o jarabe de glucosa-fructosa como se le llama a menudo en el Reino Unido, es extremadamente dulce, un jarabe pegajoso, producido a partir de excedentes de maíz, que también era increíblemente barato. El JMAF se había descubierto en los años 50, pero fue sólo en los años 70 cuando se encontró un proceso para explotarlo para la producción en masa. El JMAF pronto se bombea en cada comida imaginable: pizzas, ensalada de col, carne. Daba brillo, como "recién horneado", a panes y pasteles, hizo todo más dulce y prolongaba la vida útil de miles de productos alimenticios de días a años. Una revolución silenciosa de la cantidad de azúcar que estaba pasando a nuestro cuerpo se llevaba a cabo. En Gran Bretaña, la comida en nuestros platos se convirtió en ciencia pura - cada miligramo procesado, ​​pellizcado y endulzado para una máxima palatabilidad. Y el público en general ni idea tenía de que estos cambios se estaban produciendo.

Había un producto en particular, los refrescos, en los que tuvo un efecto dramático. Hank Cardello, ex director de marketing de Coca-Cola, me cuenta que en 1984 la Coca-Cola en EE.UU. cambió el azúcar por el jarabe de maíz de alta fructosa (En el Reino Unido, se continuó utilizando azúcar). Como líder del mercado, la decisión de Coca-Cola envió un mensaje de apoyo al resto de la industria, que rápidamente siguieron su ejemplo. No había "ningún inconveniente" con el JMAF, dice Cardello. Era dos tercios el precio del azúcar, e incluso el riesgo de jugar con el sabor era un riesgo justificado cuando mirabas el margen, sobre todo, porque no había riesgos para la salud aparentes. En ese momento, "la obesidad no estaba ni siquiera en el radar", dice Cardello.

Sin embargo, otro problema de salud sí estaba en el radar: las enfermedades cardíacas. Ya a mediados de los años 70, un feroz debate estaba en su apogeo tras las puertas cerradas de la academia sobre lo que las estaba causando. Un nutricionista estadounidense llamado Ancel Keys culpó a las grasas, mientras que un investigador británico de la Universidad de Londres, el profesor John Yudkin, culpó al azúcar. Pero el trabajo de Yudkin se desmintió por lo que muchos creen, como el profesor Robert Lustig, uno de los principales endocrinólogos del mundo, fue una gran campaña concertada para desacreditar a Yudkin.

Muchas de las críticas vinieron de colegas académicos, cuya investigación se alineaba más estrechamente con la dirección que la industria de alimentos tenía la intención de tomar. El colega de Yudkin en ese momento, el Dr. Richard Bruckdorfer en la UCL, dijo:
"Hubo un enorme lobby de la industria [de alimentos], en particular de la industria azucarera, y Yudkin se quejaba amargamente de que estaban subvirtiendo algunas de sus ideas."
Yudkin fue, dijo simplemente Lustig, "echado a los leones", porque querían conseguir una gran ganancia económica al culpar a las grasas, y no al azúcar, de las enfermedades cardíacas.

La industria alimentaria tenía sus ojos puestos en la creación de un nuevo género de alimentos, algo que sabían que el público abrazaría con gran entusiasmo, creyendo que era lo mejor para su salud -"bajo en grasas". Se creó una oportunidad de negocio inmensa forjada a partir de la catástrofe potencial de enfermedades del corazón. Pero, dice Lustig, sabían que había un gran problema:
"Cuando usted quita la grasa de una receta, la comida sabe como cartón y hay que reemplazarla con algo. Ese algo fue el azúcar".
De la noche a la mañana, aparecieron nuevos productos en los estantes que eran demasiados "buenos" para ser verdad. Yogures bajos en grasas, pastas, incluso postres y galletas. Todos ellos bajos o sin grasas, que fueron reemplazadas por azúcares. Gran Bretaña fue uno de los adoptantes más entusiastas de lo que el escritor gastronómico Gary Taubes, autor de Cómo engordamos y que hacer al respecto, llamó "el dogma bajo en grasas", con enorme éxito de ventas.

A mediados de los años 80, varios expertos en salud, como el profesor Philip James, un renombrado científico británico que fue uno de los primeros en identificar la obesidad como un problema, notaban que la gente estaba cada vez más gorda y nadie podía explicar por qué. La industria alimentaria se apresuró a señalar que las personas debían ser responsables de su propio consumo de calorías, pero incluso aquellos que hacían ejercicio y comían productos bajos en grasas aumentaban de peso. En 1966 la proporción de personas con un IMC [Índice de Masa Corporal] de más de 30 (clasificado como obeso) era sólo del 1,2% para los hombres y 1,8% para las mujeres. En 1989 las cifras habían aumentado a 10,6% para los hombres y 14.0% para las mujeres. Y nadie unía los puntos entre el JMAF, el aumento de peso y el menor consumo de grasas.

Además, había algo más en juego. Cuanto más azúcar consumíamos, más azúcar requeríamos, es decir más hambre se sentía. En la Universidad de Nueva York, el profesor Anthony Sclafani, que estudiaba el apetito y el aumento de peso, notó algo extraño en sus ratas de laboratorio. Cuando comieron alimentos para ratas, aumentaban de peso normalmente. Pero cuando comieron alimentos destinados para los estantes de supermercados, se disparó su peso en cuestión de días. Su apetito por los alimentos azucarados era insaciable: simplemente continuaban comiendo.

Según el profesor Jean-Marc Schwarz del hospital de San Francisco, que actualmente está estudiando la forma precisa en que los órganos principales del cuerpo metabolizan el azúcar, encontró lo que él llamó un "tsunami" de azúcar. El efecto que esto tiene en diferentes órganos en el cuerpo sólo ahora está siendo entendido por los científicos. Por ejemplo, alrededor del hígado, este azúcar se cristalizaba en forma de grasa, lo que conduce a enfermedades tales como la diabetes tipo 2. Otros estudios han encontrado que el azúcar puede incluso impactar en la calidad del semen y el resultado es que los hombres obesos son cada vez menos fértiles. Un investigador me dijo que, en última instancia, tal vez no haya nada que hacer con la obesidad, ya que las personas obesas se acabarán extinguiendo.

El órgano del cuerpo que ha acaparado mayor interés, sin embargo, es el intestino. De acuerdo con Schwarz y Sclafani, el intestino es un sistema nervioso altamente complejo. Se trata del "segundo cerebro" del cuerpo, y este segundo cerebro, al ser condicionado a querer más azúcar, envía mensajes al cerebro que son imposibles de controlar.

La Asociación del Azúcar sólo está dispuesta a señalar que el consumo de azúcar "no está vinculado a ningún estilo de vida enfermizo". Pero la evidencia de lo contrario parece estar saliendo a la luz. En febrero, Lustig, Laura Schmidt y Claire Brindis, de la Universidad de California, escribieron un artículo de opinión para la revista Nature citando la creciente evidencia científica que demuestra que la fructosa puede desencadenar procesos que conducen a la intoxicación hepática, además de una serie de otras enfermedades crónicas, y en marzo, el New York Times informó de un estudio que se ha publicado en la revista Circulation, que encontraron que los hombres que bebían bebidas endulzadas con mayor frecuencia fueron un 20% más propensos a tener un ataque cardíaco que aquellos que bebían menos.

David Kessler, el ex jefe de la agencia del gobierno de los EE.UU. más poderosa de alimentos, la FDA, y la persona responsable de la introducción de advertencias en las cajetillas de cigarrillos en la década de los 90, cree que el azúcar es hedonista, justo como los cigarrillos o el alcohol - su consumo brinda un "placer instantáneo". Le da la felicidad momentánea. Cuando usted está comiendo alimentos que son altamente hedonistas, de alguna manera éstos "toman el control de su cerebro".


Comentario: No confundamos analogías. La nicotina en los cigarrillos es una sustancia natural y no adictiva al estilo hedonista como lo implica Jacques Peretti. El tabaco tiene nicotina, que está relacionada a la acetilcolina. La acetilcolina es un neurotransmisor responsable del aprendizaje y la memoria. También es calmante, relajante y también es un factor importante en la regulación del sistema inmune. La acetilcolina también actúa como un freno importante para la inflamación en el cuerpo y la inflamación está relacionada con todas las enfermedades conocidas. Por ejemplo, la inflamación del cerebro está relacionada con todos los trastornos conocidos del estado de ánimo, del comportamiento y la atención y todas las enfermedades neuro-degenerativas.

Los receptores de la acetilcolina, también conocidos como receptores colinérgicos, se dividen en dos categorías basadas en los productos químicos que imitan o antagonizan las acciones de la acetilcolina sobre sus muchos tipos de células diana. En los estudios clásicos, la nicotina, aislada del tabaco, fue uno de los productos químicos utilizados para distinguir los receptores de acetilcolina. Es por eso que hay receptores nicotínicos de acetilcolina.

Las personas que fuman a menudo experimentan deterioro cognitivo cuando dejan de fumar. Este empeoramiento se debe al hecho de que la nicotina actúa como un agonista (es decir, imita) de los receptores de acetilcolina que son importantes para el aprendizaje, la memoria y las funciones cognitivas. Infusiones diarias de nicotina en realidad aumentan el número de receptores de acetilcolina.Para más información vea:

Nicotina para recuperar la memoria
Beneficios de la nicotina en pacientes con esquizofrenia
Nicotina - El antídoto para Zombies


En Londres, el Dr. Tony Goldstone realizó un mapeo de las partes específicas del cerebro que se estimulan por este proceso. Según Goldstone, uno de los subproductos de la obesidad es que una hormona llamada leptina deja de funcionar correctamente. Normalmente, la leptina es producida por el cuerpo para decirle que usted está lleno. Sin embargo, en las personas obesas, ésta queda gravemente agotada; y se cree que un alto consumo de azúcar es el responsable. Cuando la leptina deja de funcionar, su cuerpo simplemente no se da cuenta de que debe dejar de comer.
La leptina plantea una gran pregunta: ¿Por qué la industria alimentaria crea conscientemente alimentos que son adictivos, que te hacen sentir como si nunca estuviera satisfecho y siempre necesites más? Kessler es cauteloso en su respuesta: "¿Entendieron la neurociencia? No. Pero aprendieron por experiencia lo que funcionó." Esto es muy controversial. Si se pudiera probar que, en algún momento la industria alimentaria se dio cuenta de los efectos a largo plazo, en detrimento de sus productos que estaban ofreciendo al público, y continuó desarrollándolos y vendiéndolos, el escándalo podría rivalizar con lo ocurrido con la industria del tabaco.

La defensa de la industria alimentaria descansa en que un producto es siempre seguro hasta que la ciencia demuestra su culpabilidad, es decir que es peligroso. Susan Neely, presidenta de la American Beverage Association, un grupo de presión para la industria de refrescos, dice: "hay una gran cantidad de trabajo para tratar de establecer las causalidades y no sé si se ha comprobado de manera directa en ningún estudio." Pero parece que las cosas podrían estar cambiando. Según el profesor Kelly Brownell en la Universidad de Yale, uno de los principales expertos del mundo sobre la obesidad y sus causas, dice que la ciencia pronto será irrefutable y podremos entonces, en tan sólo unos años, entablar la primera demanda exitosa.

La relación entre la industria alimentaria y los científicos que realizan investigaciones sobre la obesidad también es complicada por el tema de la financiación. No hay una gran cantidad de fondos destinado a este trabajo, ya que la industria alimentaria se ha convertido en una fuente vital de ingresos. Pero esto significa que la misma ciencia que debe luchar por apalear la obesidad, también podría utilizarse para perfeccionar los productos que nos están haciendo obesos. Muchos de los científicos con los que hablé son cautelosos acerca de ser nombrados, ya que temen que la financiación para sus estudios desaparezca si ellos hablan.

La relación entre el gobierno y la industria alimentaria también está lejos de ser sencilla. El Secretario de Salud hasta el año 2009, Andrew Lansley, trabajó como director no ejecutivo de Profero, una agencia de marketing cuyos clientes incluye a Pizza Hut, Mars y PepsiCo. En la oposición, Lansley pidió la colaboración del experto en salud pública el Profesor Simon Capewell para contribuir a la futura política de la obesidad. Capewell fue sorprendido por sus lazos con la industria alimentaria: el equivalente, dice, "de poner a Drácula a cargo del banco de sangre".

Lansley no ha ocultado su trabajo para Profero y pero si niega un conflicto de intereses, diciendo que él no trabaja directamente con los clientes de la compañía. Y el gobierno sostiene, no sin razón, que es indispensable contar con la industria a bordo y que esto no ocasiona conflicto de interés alguno. Sin embargo, las relaciones no siempre se cumplen con los brazos extendidos. El Profesor James fue parte de un comité de la OMS para recomendar límites globales de azúcar en 1990. Cuando se estaba redactando el informe, algo extraordinario sucedió: el secretario de Estado de EE.UU. para la salud, Tommy Thompson, viajó a Ginebra para presionar en favor de la industria azucarera. "Estas recomendaciones nunca se hicieron", dice James.

En Nueva York, el alcalde Bloomberg está planeando en reducir el refresco super-grande, mientras que la semana pasada, el ex ejecutivo de Coca-Cola Todd Putman habló públicamente sobre la necesidad de las empresas de refrescos de cambiar su enfoque a "productos saludables". Pero no va a ser fácil lograr un cambio. Un intento anterior de imponer un impuesto a los refrescos fue detenido por un intensa presión política en Capitol Hill. La industria de refrescos pagó por una nueva ala en el Hospital de Niños de Filadelfia, y el impuesto se fue. Se trataba de una ala de obesidad infantil.

¿Por qué no ha hecho Kessler, cuando tuvo tanto éxito con sus advertencias en las cajetillas de cigarrillos, lo mismo con los alimentos procesados ​​con alto contenido de azúcar? Porque, me dice, cuando las advertencias llegaron a los cigarrillos, el juego ya se había levantado en el oeste de la industria del tabaco. Sus nuevos mercados eran el Lejano Oriente, la India y China. No fue una concesión en absoluto. La industria alimentaria es un asunto diferente. Por un lado, el lobby alimentario es más poderoso que el lobby del tabaco. La industria está ligada a una matriz compleja de otros intereses: las drogas, productos químicos, incluso productos de dieta. El abanico de industrias satélites que hacen dinero de la obesidad significa que la relación de la industria alimentaria con la obesidad es una que es increíblemente compleja.


Comentario: Para la verdadera historia acerca de las leyes anti-tabaco, vea ¡Vamos Todos a Encenderlo! En fin, a nuestros gobernantes les conviene tener una población dócil y no pensante.


Anne Milton, la ministra para la salud pública, me dice que la legislación contra la industria de los alimentos no se descarta, debido a los crecientes costos para el NHS. Los gobiernos anteriores siempre han optado por la vía de la asociación. ¿Por qué? Debido a que la industria alimentaria ofrece cientos de miles de empleos y miles de millones en ingresos. Es inmensamente poderoso, y cualquier político que se opone lo hace bajo su propio riesgo. "Vamos a dejar una cosa clara:" Milton me dice, sin embargo. "No tengo miedo de la industria alimentaria."

Y yo le creo, porque ahora, hay algo mucho más grande que temer. Finalmente, se llegará al punto en que el coste para el NHS de la obesidad, que es ahora 5 mil millones de libras al año, será mayor que los ingresos de los aperitivos y el mercado de confitería en el Reino Unido, que actualmente es de aproximadamente 8 mil millones de libras al año.Y entonces la solución a la obesidad se volverá muy simple.

- "The Men Who Made Us Fat", 9pm, Jueves, BBC2.

Comentario: Con todos estos datos queda bastante claro que los gobiernos y la industria alimenticia no tienen en mente ayudarnos a mejorar nuestra salud, sino todo lo contrario. Por eso es tan importante informarse bien de qué es una alimentación saludable.

¡¡¡ No permitas que te sigan engordando !!!
Las enfermedades modernas (obesidad, diabetes, cardiopatías, alergias, etc) son en gran medida provocadas por una dieta mayormente basada en el consumo de grandes cantidades de carbohidratos (azúcar y harinas fundamentalmente). En el caso de las bebidas azucaradas la situación es aún más grave pues tienen sustancias que son muy tóxicas para el organismo. Para más información acerca de nuestra investigación y su rol en las enfermedades modernas, le sugerimos la lectura de los excelentes artículos de la Dra. Gabriela Segura:

- La epidemia de obesidad, cortesía de la industria agrícola

- Alimentación moderna vs. alimentación sana, fuentes de toxicidad, el rol de las reacciones inflamatorias y las sensibilidades alimentarias en las enfermedades crónicas, modernas o idiopáticas

También recomendamos la lectura de los siguientes artículos para profundizar más en esta terrible "conspiración contra las grasas" que tanto daño está haciendo a nuestra salud:

- La hipótesis de los lípidos: El mito desmitificado
- Un error grande y gordo
- En defensa de las grasas
- La Paleodieta: De regreso a una vida saludable